CULTURA DE LA CARNE – Andrés Martín, desde su puesto en el Mercado Barceló, nos habla sobre cómo la innovación ha transformado la charcutería tradicional, combinando el uso de las redes sociales, la formación continua y la evolución del oficio para adaptarse a las nuevas exigencias del consumidor.
Para Martín, el mundo de la charcutería ha dejado de ser un simple punto de venta de embutidos y carnes curadas para convertirse en un espacio de experiencia gastronómica. “Hoy en día, el cliente no solo busca un buen jamón o un chorizo artesano, sino que quiere conocer su origen, su proceso de elaboración y la mejor manera de degustarlo”, explica. En este sentido, la formación de los charcuteros es clave para ofrecer un servicio más especializado y de calidad.
Uno de los mayores cambios en el sector ha sido la digitalización y el uso de redes sociales como herramienta de difusión y venta. Instagram, TikTok y Facebook han permitido a muchos profesionales compartir su conocimiento, mostrar sus productos y conectar con una audiencia más amplia. “Las redes han cambiado la forma en que vendemos. Un buen corte de jamón en video puede generar miles de visitas y atraer clientes que antes ni siquiera conocían nuestra tienda”, comenta Martín.
Además, el sector ha evolucionado hacia un modelo más educativo e interactivo, con catas, talleres y eventos gastronómicos que acercan al público a la cultura de la charcutería. “No es solo vender, es enseñar. Cuando explicas la diferencia entre un jamón ibérico de bellota y uno de cebo, el cliente lo valora más y está dispuesto a invertir en calidad”, añade.
Por otro lado, la innovación también ha llegado en forma de nuevos productos y técnicas de curado. Embutidos sin aditivos, versiones ecológicas y procesos de maduración controlada están marcando tendencia. “La gente quiere opciones más saludables sin perder el sabor tradicional, y ahí es donde entra la innovación en la producción”, destaca Martín.
Finalmente, el experto señala que el futuro de la charcutería está en la combinación del respeto por la tradición con la adaptación a los nuevos tiempos. “El oficio de charcutero no está desapareciendo, se está reinventando. Y quienes sepamos aprovechar la tecnología, la formación y la conexión con el cliente, seremos los que marquemos la diferencia”, concluye.